Estamos viviendo una de las épocas más dinámicas y transformadoras en todos los ámbitos empresariales y sociales. La transformación digital acelera las posibilidades y el impacto de la innovación disruptiva.

  • La transformación digital abre la oportunidad a innovaciones profundas de los modelos de negocio y sociales que trastocan el “orden establecido”, difuminan las fronteras nacionales o sectoriales, rebajan mucho las barreras de entrada y crean nuevos modelos en red que desafían a las empresas y negocios tradicionales.
  • La aceleración tecnológica está revolucionando, sector a sector, la forma en la que las empresas competimos, cómo nos relacionamos con nuestros clientes y empleados, cómo abordamos todos nuestros procesos.
  • Y, al tiempo que los mundos físico y digital continúan convergiendo, las nuevas tecnologías están permitiendo a los ciudadanos tener una participación más fácil y directa en los asuntos públicos, expresar sus opiniones y cuestionar las decisiones de los gobiernos.
Los negocios tradicionales deben adaptarse, reinventarse, para seguir siendo competitivos. Las administraciones deberán evolucionar para seguir en contacto con el ciudadano. Las reglas de juego han cambiado.
  • En este nuevo entorno el progreso tecnológico y científico configura un nuevo medio social y empresarial en el que tecnología e innovación ocupan un lugar central.
  • La hiperconectividad de personas y objetos permite desarrollar la capacidad digital, móvil y conectada, en contacto directo y continuo con el cliente.
  • Y la capacidad exponencial de capturar y procesar información hace posible aportar inteligencia a las interacciones y a los procesos
¿Qué comporta ese nuevo entorno?
  • Con el crecimiento de la exigencia, las operaciones son cada vez más un activo estratégico de las organizaciones. La digitalización abre nuevas formas de operar que introducen saltos de escala en la eficiencia, velocidad o precisión de las operaciones. Tanto en las operaciones lógicas (por ejemplo, en la gestión de operaciones bancarias) como en las operaciones físicas (como la fabricación o la logística).
  • En un mundo donde el valor de la información es estratégico, la protección del dato pasa a ser una prioridad en la agenda estratégica de países y compañías. Las soluciones de ciberseguridad y autenticación son cada vez más relevantes para proteger a las organizaciones frente a ataques, fraudes o intrusiones. Cada vez más sistemas críticos públicos y privados están gobernados digitalmente, y con ello, crece la necesidad de la protección de los mismos, en lo que probablemente sea el campo de batalla del futuro.
En general, el cambio inexorable desde la digitalización “simple” (los ordenadores de la Tercera Edad industrial) a la innovación colaborativa basada en combinación de tecnologías, amplificadas por la hiperconectividad de personas y cosas (la Cuarta Revolución Industrial) está obligando a todos los agentes sociales y económicos a replantearnos cómo debe ser nuestro posicionamiento ante el futuro y cómo tener éxito en la Era Digital. El potencial de la innovación disruptiva y la aceleración son aparentes para todos y caracterizan nuestra época.
  • Las tecnologías digitales avanzadas están cambiando de un modo fundamental la manera de vivir, trabajar y comunicarse de la sociedad.
  • Las tres cuartas partes del valor de la economía digital europea, radica en la mejora de la competitividad y productividad.
    • La transformación digital de la industria pasa a ser un elemento prioritario y todas las iniciativas asociadas a la Industria conectada 4.0.
    • Si España/Europa no es capaz de tener un papel de liderazgo en esta revolución, pasará a tener un rol secundario en generación de valor, oportunidades, riqueza…
No existen fórmulas mágicas ni generales, soluciones pre-determinadas que nos aseguren el éxito en este periodo de cambios y turbulencias. El impacto en cada sociedad, industria y sector está siendo diferente, y se está canalizando en la práctica de forma diferente. El concepto digital tiene un componente tecnológico muy fuerte, pero no debemos olvidar que lo que hace diferente a la revolución digital del resto de revoluciones industriales anteriores es que se trata de la incorporación de nuevos hábitos en las personas y empresas, una nueva manera de hacer y pensar, de consumir y de producir. La transformación digital no es sólo un asunto relacionado con la tecnología, sino que va mucho más allá. La transformación digital empieza rompiendo o desestructurando cadenas de valor, ofreciendo eficiencia donde no la hay, aportando transparencia donde no existía, generando inmediatez donde no se ofrecía, etc., para agregar valor al consumidor final en el precio, el producto o servicio, la oferta, o en la disponibilidad. Habilitar una hiperconectividad de las personas, con acceso universal y económico a una casi ilimitada capacidad de computación y almacenamiento, hace que se abran nuevas formas de competir. Permite eliminar de barreras de entrada y posibilita que startups recién creadas puedan medirse con grandes compañías. Han desestructurado la cadena de valor y han eliminado de su balance los activos físicos. Por tanto, las nuevas tecnologías permiten convertir este momento de cambio en una oportunidad para las empresas que se sepan adaptar y reinventar sus modelos de negocio en la era digital. La digitalización está definiendo también un nuevo periodo de transformación radical de la industria. Revolucionando no sólo la forma de relacionarse comercialmente con el cliente (visión canal); sino también los procesos de diseño, fabricación, cadena de suministro y distribución (la llamada Industria 4.0, de la que en Indra somos pioneros); o la propia concepción de los productos, servicios y modelos de negocio. Así, se ha pasado:
  • De productos tradicionales a productos digitales conectados hasta llegar a la dualidad de producto + servicio: la “servification” o transferencia de la propuesta de valor desde el objeto físico al servicio en internet que permite el desarrollo de modelos de negocio que evolucionan a lo largo del tiempo.
  • De vender activos a vender el uso de los activos: de lo tangible a lo intangible.
  • De “fabricar bien” a “conocer muy bien el uso y al cliente” (customización y orientación a aportar valor al cliente y usuario). El usuario y el cliente están en el centro y también el profesional de la organización que es el gran olvidado
La transformación tecnológica tiene retornos muy tangibles en términos de competitividad. Por ello, es necesario que las compañías se reinventen para poder desenvolverse con éxito en este entorno global y cambiante. Entre otras ventajas, la digitalización permite a las empresas alcanzar nuevos niveles de crecimiento y rentabilidad, ya que la adopción temprana de soluciones innovadoras puede ser una fuente de ventajas competitivas, habilitando vías de crecimiento alternativas. También contribuye a garantizar la sostenibilidad futura de la empresa, al ser las capacidad tecnológica una condición necesaria para el desarrollo de nuevos productos y modelos de negocio diferenciales. Pero para que la transformación digital sea efectiva es necesario enfocar estratégicamente las inversiones y tomar decisiones hoy, adelantarse y actuar ahora para poder competir en el futuro. Para ello, es fundamental plantearse las siguientes preguntas: ¿Qué modelo y visión vamos a perseguir para nuestra empresa? ¿Qué ámbitos son prioritarios? ¿Qué tecnologías están maduras? ¿Con qué partners? En relación con esta última cuestión, debemos ser conscientes de que en el entorno actual ninguna compañía por sí sola puede dar respuesta a los grandes retos a los cuales se enfrenta la sociedad. Por ello, es necesario y fundamental el desarrollo de modelos de innovación abierta basados en la colaboración y co-creación para el desarrollo de soluciones innovadoras singulares, ya que el éxito de la transformación digital supondrá ocupar posiciones competitivas únicas y no imitables. Así pues, en el entorno actual, la clave está en la capacidad de cultivar un modelo basado en la innovación y la cooperación con todos los agentes del ecosistema de manera efectiva, para poder ofrecer a nuestros clientes una propuesta de valor única y diferencial, que combine las mejores capacidades y esté en evolución constante y para ello es fundamental entender y comprender las necesidades de nuestros clientes y usuarios de manera global en todo el Customer Journey, no únicamente en lo que refiere a nuestros productos y servicios, debemos extender nuestra compañía para estar allí donde se encuentra el cliente. En este nuevo contexto tan complejo, no hay mejor salida que innovar de manera sostenida en el tiempo poniendo a las personas en el centro para garantizar el futuro de nuestra compañía.

David Pascual Portela

Director de Innovación y Transformación Digital en Iberinsa y Seys Medio Ambiente. Participa como mentor en varias aceleradoras de startups y es profesor en ESIC